jueves, 27 de febrero de 2020

QUIEREN APAGAR LA LUZ DE UN PRÓCER ANGOSTUREÑO



   El Politólogo Antonio Montes Navas declara que hasta el día de hoy, Tomás de Heres, nacido en Angostura el 18 de septiembre del año 1795, ha sido el excelso Bolivarense que ha ocupado el sitial más prominente en el proceso de emancipación americana.
   Al frente del Batallón Numancia, contribuyó a la independencia de Ecuador, Perú y Bolivia; siendo miembro del Estado Mayor de los ejércitos liderados por los tres grandes héroes de la independencia sudamericana: Bolívar, San Martín y “El Mariscal de Ayacucho” Antonio José de Sucre. General de División, periodista y político; poseedor de una pétrea convicción y conducta ética y moral en el manejo de la cosa pública. Gobernador de Guayana y designado, varias veces, máxima autoridad militar de dicho territorio. Muere asesinado a los 47 años de edad, en la madrugada del 9 de abril de 1842, al recibir, por la ventana de su casa, y ante una luz mortecina, un disparo de trabuco que le desprendió el brazo izquierdo, de mano de un sicario, cuando platicaba con el Obispo de Guayana  Mariano de Talavera y Garcés, sobre cómo incidir para procurarle la mayor suma de felicidad posible a los habitantes de Angostura. La maldad, la envidia y el encono, apagan la luz de un ciudadano ejemplar.
   A los 16 años de su muerte, los artículos 7 y 8 de la Ley de División Territorial de Venezuela de fecha 28 de abril del año 1858, crea la provincia de Guayana que la conforman los cantones Heres, Upata, y Alto Orinoco; su capital Ciudad Bolívar.
   Éste segundo atentado de muerte (cambiar el nombre de Municipio Heres por Angostura del Orinoco), presagia el final de la ignominia que pretende continuar mancillando la memoria relevante de un pueblo. En todo ciudadano Bolivarense corre, por sus venas, la sangre de Tomás de Heres y, tal como reza en los Blasones de la Heráldica de Ciudad Bolívar, Municipio Heres “Haud ulli spectaberis impar dives opum variarum” –no encontrarás otra de más variada riqueza- esta tierra de gracia, una vez más, incitó la codicia de piñuelos y malhechores.
   ¡El Municipio Heres sigue vivo¡ Lo reafirma la memoria de los excelsos Bolivarense Jesús Soto, Antonio Lauro, Manuel Alfredo Rodríguez, Brígido Natera, Héctor Guillermo Villalobos, Gustavo Rodríguez, Alejandro Vargas, entre otros. Ratificado por quienes Dios, aún, nos ha dado la dicha de la vida.
   Para concluir, y no menos importante, la decisión de cambiarle el nombre al Municipio Heres, violó las normas que sobre heráldica ha establecido La Academia Nacional de la Historia; La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 164 ordinal 2; la Ley Orgánica del Poder Público Municipal en sus artículos: 95 numerales 7, 251, 252, 259 al 267, 273 y 274, de la misma Ley; y la Constitución del Estado Bolívar en su artículo 120 ordinal 3. Ante tanta contravención legal, es obvio que éste acto es nulo de toda nulidad; pero lo más resaltante de ello es que una materia de tanta connotación histórica, tal como lo establece la ley, debió ser sometida a consulta ciudadana.  



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